Una hemorragia nasal por lo general aparece de repente, con sangre que fluye libremente de un orificio nasal. Un niño que tiene hemorragias nasales en la noche puede tragar la sangre mientras duerme. La vomitará o evacuará en sus heces después. La mayoría de las hemorragias nasales se detienen por sí mismas en unos minutos.
Llame a su pediatra de inmediato si:
Aunque la mayoría de las hemorragias nasales son benignas y se pueden controlar, un niño con hemorragia grave o recurrente o sangrado por ambas fosas nasales debe ser evaluado por un pediatra. Si es necesario, su hijo será referido a un otorrinolaringólogo pediátrico especialista.
¿Su niño está congestionado? |
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Consulte a su pediatra antes de darle a su hijo medicamento en gotas para la nariz o aerosoles nasales para tratar los problemas que afectan a la nariz y las vías respiratorias.
Las hemorragias nasales por lo general no son señal de una enfermedad grave, aunque el sangrado puede ser consecuencia de una lesión. Los niños pueden causar el sangrado al hurgarse la nariz; los niños pequeños a menudo dañan las membranas nasales, forzando objetos en sus fosas nasales. Los niños son especialmente propensos a las hemorragias nasales durante los resfriados y en los meses de invierno, cuando las membranas mucosas se secan, y se agrietan y sacan costra o cuando una enfermedad crónica como la rinitis alérgica (fiebre del heno) daña la membrana.
Un niño con una enfermedad crónica que causa tos forzada, como la fibrosis quística, puede tener hemorragias nasales frecuentes. Y los padres de niños con trastornos de la coagulación, deben de estar atentos a los hábitos nocivos como el de hurgarse la nariz.
Si las hemorragias nasales de su niño duran más de 8 a 10 minutos de forma rutinaria, su pediatra podría hacerle una evaluación para determinar si sufre de un trastorno de la coagulación de la sangre.
Fuente: Healthy Children