Las familias son un sostén fundamental

Hoy, más que nunca, la familia es fundamental para el sostén y cuidado de niños y adolescentes.

La cuarentena obliga a padres y cuidadores a cumplir nuevas funciones en el hogar. Los ma-padres se convierten en docentes, profesores de fútbol/acrobacia/danza/dibujo, e incluso deben acompañar y sostener tratamientos de sus hijos con algunos profesionales (kinesiología, psicopedagogía, psicología, fonoaudiología, etc.). Esto implica nuevos desafíos para ma-padres e hijos; porque ninguno está acostumbrado a asumir esos roles. Los niños dicen ¨papá no me gusta que seas mi seño¨, ¨¿por qué vos me tenés que hacer los ejercicios mamá?¨. Los adultos desconocen las técnicas pedagógicas y a veces hasta tecnológicas requeridas por las escuelas. A las presiones sanitarias, económicas, sociales y emocionales que se viven por la pandemia mundial, se le suman estos nuevos desafíos. Adultos y niños están atravesando una situación de mucho estrés. Es por ello que debemos tener en cuenta algunas cuestiones:

Todos estamos atravesando una situación estresante, difícil y angustiante (ma-padres, hijos, médicos, docentes, etc.).

El niño y adolescente, posee menos recursos para enfrentar estas dificultades. Es por ello que deberán ser la prioridad en el cuidado familiar.

Todos hacemos lo que podemos. Hay días que podemos más, otros que podemos menos. Esto también le pasa a nuestros hijos. Habrá días en los que logremos que hagan toda la tarea, y nosotros cumplamos con nuestras obligaciones laborales y pasemos el trapo con lavandina. Otros, no. Tenemos que aceptarlo. Todo no se puede…y menos en estos tiempos.

Establecer prioridades nos permitirá ocuparnos de lo urgente o lo necesario. Será imposible que nuestros hijos ordenen todo, hagan la tarea de informática, plástica, música y lengua. Elijamos nuestras batallas, no podemos pelearlas y ganarlas todas. Evitemos el conflicto permanente. Prioricen, por ejemplo, la clase de lengua, y lo demás se irá viendo.

Regulemos las exigencias hacia nosotros y nuestros hijos. Si en situaciones normales nos cuesta ser ordenados, por ejemplo, no pretendamos ahora ser Mare Kondo. Si nuestro hijx tiene dificultades en la comprensión de textos, es esperable que ahora le cueste un poco más.

El tiempo de juego es fundamental, es una prioridad; le permite a los niños elaborar sus ansiedades y preocupaciones, y fomenta su desarrollo integral. No perdamos estos espacios diarios: juego libre, juegos de mesa, actividad física (aunque sea baile o fútbol en el living), lectura recreativa, arte.

Reducir los tiempos de exposición a pantallas (play, Tablet, tele, celular, compu) porque aumentan la irritabilidad, el malestar, y dejan poco tiempo para otras actividades lúdicas que son importantes. El criterio con las pantallas es como con las golosinas, un poco es suficiente y hasta agradable, pero no debe reemplazar el alimento (que sería el juego). Bajar las exigencias no implica que el chico pase toda una mañana frente al televisor, por ejemplo.

Demos prioridad a momentos compartidos y de disfrute. Encontremos espacios de juego, diálogo, diversión en familia. Los ma-padres nos hemos convertido en adultos preocupados, nerviosos, exigentes. Les pedimos a nuestros hijos que estudien, jueguen, ordenen, se laven las manos, nos dejen tranquilos mientras trabajamos, no peleen con el hermano….Ah, y además les pedimos que no anden en bici, que no vean a sus amigos ni familias, que no salgan a pasear. Agotador ¿no? Recuperemos algún momento en donde se pueda compartir de forma alegre y relajada. No hace falta hacer masa casera y pintar con acrílico. Una película y unas empanadas, un cuento, un juego de mesa; algo sencillo que a todos les guste.

Es un tiempo para fortalecer lazos dentro de la familia. Los hermanos podrán tener más oportunidades de juego compartido entre ellos. Los padres podrán ver cómo sus hijos aprenden, por ejemplo. Son oportunidades para conocerse aún más, compartir nuevas experiencias. Y cuando termine la cuarentena (¡porque esto también pasará!), estas experiencias compartidas, van a fortalecer los vínculos entre la familia.

Las familias son un sostén fundamental en estos tiempos. Es un desafío para adultos y niños, pero vale la pena.

 

Lic. Jennifer Bertin

Especialista en Psicoanálisis de Niños y Licenciada en Psicología