La pandemia ha desconectado a los niños de los amigos, las comidas escolares nutritivas, los deportes y las rutinas. Con el aprendizaje virtual y las pocas actividades fuera de casa, no es ninguna sorpresa que los niños se muevan menos y consuman alimentos procesados con más frecuencia.
La pandemia ha puesto a más niños en riesgo de padecer obesidad. Los niños con obesidad son más propensos a tener problemas si se infectan con COVID-19.
El virus puede afectar a la respiración, al sistema inmunitario y al metabolismo de los niños y provocar inflamación. Los que padecen obesidad también pueden desarrollar presión arterial alta, problemas hepáticos o diabetes. Tener estos problemas de salud los pone en alto riesgo si contraen COVID-19.
Muchos padres se esfuerzan por asegurarse de que sus hijos coman alimentos saludables, se mantengan activos y se acostumbren a un horario regular para dormir.
Comer bien y hacer ejercicio puede ayudar a los niños a afrontar la tensión y mantenerse saludables. Los padres pueden apoyar los hábitos alimentarios saludables ofreciendo a sus hijos mucha fruta y verdura, creando un horario para las comidas y las colaciones, y manteniendo alimentos saludables en su casa. Pueden motivar a los niños para que se pongan en movimiento limitando el tiempo que pasan frente a la pantalla después de haber terminado con el aprendizaje virtual del día. Sea un ejemplo de hábitos saludables asegurándose de que usted también coma bien y haga ejercicio.
Cómo el pediatra puede ayudar
Si le parece que su situación es muy difícil o le preocupa el aumento de peso de su hijo en el último año, busque ayuda.
Se recomienda que los niños de 6 años en adelante hagan por lo menos 60 minutos de actividad física entre moderada y vigorosa casi todos los días de la semana. Esto puede incluir, por ejemplo, caminar o practicar un deporte.
Debido a que muchas escuelas tuvieron que cerrar y se cancelaron las actividades deportivas durante la pandemia del COVID-19, se volvió más difícil para los niños permanecer activos. Sin embargo, incluso ahora que los niños están en casa más tiempo, los juegos activos como la rayuela, saltar la soga o la mancha pueden ayudar a los niños a permanecer sanos y en buen estado físico. El juego activo es algo natural para los niños y se ha comprobado que tiene muchos beneficios para la salud: mejora el sueño, el estado de ánimo, la concentración, la salud de los músculos y los huesos, aumenta la fortaleza fundamental y el desarrollo de la coordinación, la relajación y la resiliencia, fomentando las aptitudes/habilidades sociales.
Puede que algunos niños estén reacios a pasar más tiempo practicando actividades físicas debido a que no ha sido parte de su rutina. Le recomendamos que se enfoque en el aspecto del juego de la actividad para hacerlo parte de la rutina diaria de su familia, y para que la actividad física sea una experiencia divertida que la familia practica juntos.
Los padres pueden desempeñar un papel importante para ayudar a sus niños a ser físicamente más activos. Aquí algunas sugerencias:
Fuente: Healthy Children